Silvia Westermann: Curadora y Primera Mujer en Presidir la Academia Chilena de Bellas Artes

En la reciente Premiación Cultural y Asamblea Anual de Socios 2024 del National Museum of Women in the Arts – Chile, la curadora y gestora cultural Silvia Westermann recibió el Premio a la Trayectoria, en reconocimiento a su invaluable aporte al mundo del arte en Chile y su destacado rol en la gestión cultural. Con una carrera que abarca más de cinco décadas, Westermann se ha consolidado como una de las figuras más relevantes en la historia del arte chileno, tanto en el ámbito nacional como internacional.

 

Silvia Westermann nació en 1944 en La Unión, una pequeña localidad del sur de Chile, y desde temprana edad mostró una profunda afinidad por las artes. Su formación académica comenzó en la Universidad de California en Berkeley, donde entre 1968 y 1969 estudió cerámica y modelado, bajo la tutela del renombrado artista Peter Voulkos, un pionero de la escultura moderna en Estados Unidos. Este primer contacto con el arte contemporáneo internacional fue decisivo en su carrera.

 

De vuelta en Chile, Westermann continuó su formación en el Instituto Cultural de Providencia, donde estudió diseño y orfebrería con el escultor Matías Vial. Más tarde, se trasladó a la Universidad de Boston, donde profundizó en sus estudios de diseño e historia del arte americano. Esta combinación de estudios técnicos y académicos, tanto en Chile como en el extranjero, le permitió desarrollar una visión amplia y crítica sobre el arte, algo que más tarde definiría su enfoque como curadora.

 

A principios de la década de 1980, después del golpe de Estado de 1973 y un periodo de exilio en Estados Unidos y España junto a su esposo, el escultor Sergio Castillo Mandiola, Silvia abrió su propia galería de arte en San Lorenzo de El Escorial, un pintoresco pueblo cerca de Madrid. La galería se convirtió en un punto de encuentro para artistas de diversas procedencias, un espacio en el que el arte contemporáneo chileno y latinoamericano encontró un público nuevo en Europa.

 

Durante los 14 años que estuvo en funcionamiento, la galería fue un referente en la promoción de artistas emergentes y establecidos, y permitió a Westermann seguir nutriéndose de nuevas influencias y tendencias artísticas, ampliando su horizonte profesional. Su participación como jurado en diversos concursos de pintura en España también consolidó su rol como una de las gestoras culturales más relevantes en el ámbito internacional.

 

A principios de la década de 1990, Silvia regresó a Chile y comenzó a desarrollar su carrera como curadora. Uno de sus primeros logros fue la organización de la monumental muestra “50 Años de la Escultura Contemporánea Chilena”, que se realizó en 1996 en el Centro Cultural Estación Mapocho. La exposición fue un hito en la historia del arte nacional, ya que reunió más de 300 obras de 76 escultores chilenos, abarcando desde los años 40 hasta los 80. Según Silvia, la escultura chilena no había recibido la atención y el reconocimiento adecuado por parte de la sociedad, y con esta exposición logró dar visibilidad a una disciplina que, hasta ese momento, había sido relegada a un segundo plano frente a otras manifestaciones artísticas.

 

A lo largo de los años, Silvia curó diversas exposiciones en importantes instituciones como el Museo Nacional de Bellas Artes, la Fundación Telefónica y la Universidad de Talca, entre otras. Su trabajo no solo se centró en la promoción de artistas contemporáneos, sino también en la reflexión crítica sobre el arte y su contexto social y político, un sello distintivo de su enfoque curatorial.

 

En 2016, Silvia Westermann fue nombrada miembro de número de la Academia Chilena de Bellas Artes, ocupando el prestigioso sillón 9. Esta incorporación fue un reconocimiento a su vasta trayectoria y a su profundo conocimiento del arte chileno e internacional. Pero su rol en la Academia no se limitó a la membresía: en 2019, fue elegida como presidenta de la institución, convirtiéndose en la primera mujer en ocupar este cargo desde su fundación en 1964.

 

Su presidencia ha marcado un hito en la historia de la Academia, destacando por su enfoque inclusivo y su compromiso con la modernización de la institución. Durante su gestión, ha trabajado en fortalecer la presencia de las mujeres en las artes, impulsando una agenda que promueve la visibilidad y el reconocimiento de las creadoras contemporáneas en el ámbito académico y artístico.

 

Con su premiación, el National Museum of Women in the Arts – Chile celebra no solo una trayectoria profesional ejemplar, sino también el compromiso y la pasión de una mujer que, con su visión, ha transformado el arte y la cultura en Chile y en el mundo.